MARÍA, Reina de los Cielos y de la Tierra
“…Están al alba de las palabras pronunciadas y por lo tanto nada podría ser retirado o removido…”
Del Colectivo del Uno
30 de Octubre de 2013
Transcripción: Marie-Louise Gastón
Traducción: OD
Audio:
MARÍA
30 de Octubre 2013
Yo soy MARÍA, Reina de
los Cielos y de la Tierra. Bien amados Hijos del Amor, intervengo entre
vosotros y en cada uno de vosotros, en este mismo momento. Muchos de
ustedes, cada vez más numerosos, ven mi Presencia acompañar su
Presencia. Por nuestro contacto, por mis palabras algunas veces, muchos
Hermanos y Hermanas han realizado este Puente, esta Unión, y el sentido
mismo de mi Nombre, que no es otro que mi Naturaleza, en nuestra
Confianza y en nuestra Libertad.
Vengo a vosotros en estos Tiempos. No hay ya muchos elementos que darles y transmitirles, otros que vuestra propia percepción en nuestra propia Confianza y nuestra propia Unión, que se expresa de diferentes maneras, para cada uno de ustedes, pero el resultado es, por supuesto, inevitablemente el mismo. De nuestra Confianza, de nuestra Unión, de nuestra Presencia al lado de vuestras Presencias, se despliega el Milagro del Amor, el de vuestra Eternidad.
En este fin de año que ustedes llaman 2013, y en la víspera de un día que evoca la Santidad y todos aquellos que os han precedido en este mundo y que han dejado marcas, mucho más grandes que lo que los doctores de la fe han querido nombrar y establecer. Cada Hermano y cada Hermana que, sobre este mundo, ha elevado en si el conjunto de los velos a su propia Divinidad, es, en nuestra opinión, lo que ustedes llaman un Santo. No en el sentido de una perfección, sino en el sentido de una santificación y de un testimonio. Muchos entre ellos (un pequeño porcentaje) se expresa de una cierta manera, que esto sea entre los Ancianos, que sea entre las Estrellas o aún en otros Reinos que los de la humanidad. En cualquier caso, el mensaje ha sido siempre invariablemente el mismo: Ábranse a la Verdad, ábranse a la Eternidad y vivan-La.
Vivan este Reencuentro, estas diferentes Bodas que les han sido ofrecidas y que hoy les permiten, en un gran número, constatar por ustedes mismos, la Verdad. No la de nuestras palabras, no incluso el sentido de nuestras palabras, sino mas bien esta Confianza, esta Unión, nuestra Comunión incluso, ha surgido en ustedes la Verdad, y esta Verdad no tiene otra palabra que la palabra Amor, que es Eternidad, lo que somos todos, en la misma Unidad, en la misma ausencia de límites, en las Dimensiones donde estamos establecidos para siempre. Y no las dimensiones de pasaje, con su encerramiento, como aquí donde ustedes posan sus pies.
Vengo a ustedes, por lo tanto, para reforzar este Puente de Luz, que une nuestros Reencuentros y nuestra Eternidad común. La humanidad, hoy en día, está lista para encontrar su destino, a fin de que cada uno de ustedes esté en su justo lugar, en el momento donde el Canto del Cielo resuene, activando para todos, informados o no, conscientes o no, el Llamado a vuestra Divinidad, el Llamado al Amor. A fin de establecerlos, en lo que es, para cada uno de ustedes una Nueva Vida, donde los límites no serán otros que aquellos que pongan ustedes mismos, por vuestra propia maestría, por vuestra propia Esencia, y por vuestro propio deseo de experiencias o de reposo, o de Eternidad. Hay muchas Moradas en la Casa del Padre, ya esto se les había dicho. Lo constatan, hoy, ustedes mismos, a través del conjunto de vuestras experiencias, de vuestras vivencias, aquí mismo en este cuerpo perecedero. El aliento del Espíritu lo ha vivificado. Nuestros Reencuentros los han fortalecido. La Luz Los ha encarnado, en su Descenso hasta el Núcleo de la Tierra, dándoles el apoyo necesario para lo que conviene, ahora darse cuenta. Realización que nada tiene que ver con un esfuerzo de vuestra parte, sino más bien con una tranquilidad, un reposo, una aceptación, una aquiescencia a esto.
Ustedes están entonces al alba de vuestras Señales del Cielo. Están al alba de las palabras pronunciadas y por lo tanto nada podría ser retirado o removido, según lo anunciado por el que recibió el testimonio del que fue llamado mi Hijo. Hoy esto está en vuestra frontera, a vuestra orilla, y, para otros, enraizado en vuestro Corazón. Los múltiples signos de vuestro Despertar, cualesquiera que sean su grado y su etapa, les devienen, no ya solamente aparentes, no ya solamente evidentes, sino, diría incluso, penetrantes. Llegando a romper vuestros círculos, habituales y acostumbrados de sufrimiento, de acción y reacción, en este mundo donde caminan. El período de adaptación es más o menos fácil, ya que esta Resurrección (y lo es) se pasa de manera más o menos simple, más o menos evidente, según lo que resiste o no.
Cada vez más, muchos de ustedes sobre la Tierra viven experiencias particulares, mostrando elementos pertenecientes a una trama temporal particular, que es la que la Tierra ha elegido, para llevar a bien su propio Nacimiento, un poco como cada uno de ustedes lo han hecho a vuestro ritmo, a vuestra manera, para conducir seguros a un destino que les es propio, pero sobre todo para ponerlos en consonancia con la Eternidad. Es tiempo de recordar, no el pasado, sino el Presente Eterno, que Canta la Libertad, que Canta la Gracia y que Canta la Ligereza.
No, no sueñan. Incluso si vuestros sueños están a veces muy presentes. Incluso si a veces vuestras experiencias los llevan a vivir otra cosa, que a lo que están habituados. Pero, a medida de que ustedes dejen el lugar a la Luz, a medida, que vean claro, con vuestro Corazón. Según el sentido de todas nuestras palabras que hemos pronunciado unos y otros, según nuestras esferas respectivas durante estos años, ahora por muchas voces, que todas convergen, hacia esta misma particularidad del horizonte, situándose más allá de este espacio-tiempo, y que viene a encontrarse con vuestro espacio-tiempo. Esto se les anunció de muchas formas, por diferentes voces y en diferentes épocas. Los rastros son innumerables en la historia de este sistema Solar, para aquellos que hoy en día, con sus recursos, han tenido la oportunidad de ver esto. Sin incluso hablar de esta Reconexión, Total y Final, con vuestro Ser y vuestra Eternidad, que es la prueba indiscutible, para cada uno de ustedes, en vuestra consciencia, de lo que ustedes Son, y no ya de lo que creen ser.
Hijos del Cielo y de la Tierra, nacidos del Cielo y paridos sobre la Tierra, a veces prisioneros de la Tierra, vuestro trabajo ha elevado, diría, la Vibración común del conjunto de la humanidad. Incluso si lo que les es dado a ver, les da la apariencia de lo contrario y se las dará cada vez más. Porque abandonar este respecto, cualesquiera que sean los aspectos de esa limitación, les muestra la parte relativa entre vuestra Eternidad y vuestro cuerpo en este mundo. No hay ninguna medida común. Ustedes lo saben, ustedes lo experimentan, ustedes lo viven. Muchos de ustedes tienen esta sed, ahora, de esto, de esta Luz, de este Amor, que no conoce ningún freno, ningún límite, ninguna condición. Ustedes lo han vivido y lo vivirán cada vez más, desde el instante donde el Cielo se abra, de manera clara y total, no solamente para ustedes que han hecho la experiencia, en vuestros sueños, en vuestros estados, sino mas bien en el seno mismo de la limitación de la consciencia encerrada, de vuestra persona y de cada persona sobre esta Tierra.
Como lo viven, esta manifestaciones particulares están cada vez más presentes, cada vez más intensas, cada vez más evidentes, no llamando de vuestra parte, como lo he dicho y como lo constatan, de menor esfuerzo. Todo deviene más fácil en el Interior, cualquiera que sea lo que este mundo les dé a ver y a vivir, y en lo que van a vivir cada uno, cualquiera que sea vuestro lugar en esta vida. Esto es hecho todo justo, y lo captarán si es que aún no lo han hecho, a medida de que dejen esta Inmensidad ser lo que Son.
Ustedes emergen en la realidad Infinita del Amor. Emergen y Renacen, después de haber pasado las Puertas del olvido, en plena consciencia. Este renacimiento, esta Resurrección es una gran Alegría. Solo lo que es antiguo, y que pueda subsistir en ustedes, puede darles la impresión de una nostalgia, o incluso de un duelo. Esto representa, quizá, los últimos miedos de lo Desconocido, las últimas interrogaciones del que no es ya el maestro en ustedes, es decir vuestro mental, pero que, sin embargo, les permite aún servirse de vuestros sentidos ordinarios en este mundo para llevar a cabo lo que aún tienen que llevar a cabo en estos tiempos particulares.
Se han preparado desde hace largo tiempo, o se han desviado desde más o menos largo tiempo de lo que está allí ahora. Pero, para cada uno de ustedes, una vez vivido el elemento de sorpresa más o menos importante, constatarán que todas las interrogaciones, todas las dudas y los miedos que puedan subsistir, serán reemplazados por un estallido de Risa cada vez más relajante y gratificante para vuestro Corazón. En este momento, Reirán. En este momento, se volverán otra vez el Amor. No habrá ya ninguna duda posible o concebible. Entonces, en ese momento, lo que terminará, no es nada más que el sufrimiento, que la ilusión.
Y la verdadera Vida comenzará, en sus aspectos que son vuestros, y que han concientizado y manifestado, ya aquí, más o menos, en este mundo, dándoles las indicaciones sobre el Camino de Amor que es el vuestro.
En un momento dado, el que fue considerado como mi Hijo, ha dicho: “Velen y Oren”. Él lo ha dicho en las condiciones particulares, cuando supo que su suerte estaba sellada, como ser humano. En este momento, cada uno de ustedes vive los preparativos de su propia Crucifixión, en el sentido de un sacrificio llevándolos a vuestra Sacralidad. Esto es más o menos fácil, como cualquier nacimiento en el mundo, pero el resultado es indudablemente el nacimiento y el grito de parto. Hay, por lo tanto, necesariamente un pasaje que se hace, y este pasaje puede parecerles más o menos próximo, más o menos difícil de entender, pero recuerden que todo esto solo es una ilusión. Cuando estén realmente en este punto de vista que ustedes llaman el Otro Lado, constatarán por ustedes mismos que era la evidencia misma.
El proceso que se produce, solo llama de ustedes, el concepto de aclararse de lo que sea, para que estén puros de toda Eternidad. Las únicas cosas que los retienen, no vienen del pasado, ni de esta historia en este mundo, sino simplemente de vuestro posicionamiento. Ir en el sentido de la Luz, es ir hacia lo Sagrado. Es sacrificarse a la Luz, para la Luz y en la Luz. Lo que se sacrifica solo es lo efímero que, ciertamente, está consciente de este efímero y que, en un último aliento, dice: “Padre, en tus manos pongo mis Espíritu, a fin de que yo también, sea el Camino, la Verdad y la Vida”. Desposando el CRISTO en un Matrimonio Místico. Desposando la Presencia en vosotros, así como al conjunto del Colectivo del UNO, en este mundo como en el seno de la Confederación Intergaláctica de los Mundos Libres. Cualesquiera que sean las circunstancias, ¡regocíjense! Permanezcan Centrados en el Instante de vuestra Presencia, allí donde saben ahora por experiencia, por pequeños toques sucesivos o de manera radical, que se encuentra la Verdad. Lo que fue llamado Fuego del Corazón, Onda de Vida, Espíritu Santo o Shakti, todo esto, ahora, es Maria en vosotros, dándoles la prueba de esta Transmutación, ya que ustedes son los testigos donde esto se realiza.
Háganlo, Véanlo, Dejen al Amor ser lo que ustedes Son. Constatarán cada vez más que los únicos momentos, en la superficie de este mundo, donde están menos bien, son los momentos justamente, donde se alejan de vuestro Centro. Tengan en cuenta también que si en vuestra vida, hay mejoría de vuestras actividades, de vuestras acciones, se han colocado ustedes-mismos al Centro de vuestro Corazón, entonces la Levedad está allí, cualquiera que sea la importancia o la dificultad de lo que está a vivir, para el sentido de ser una persona aún. Todos estos hitos y estas experiencias que han recorrido y vivido, encuentran hoy este logro en esta certeza, en este Amor, en la evidencia de la Luz, la evidencia de nuestras Presencias, la evidencia de lo que ustedes Son y de lo que nosotros Somos.
Así pues, los invito a mirar ustedes mismos según vuestro posicionamiento, según vuestros puntos de vista, lo que les permite satisfacer lo que ustedes Son, o lo que los mantiene en las resistencias de la ilusión. Vean por ustedes mismos, cuales son los resultados. Los cambios manifestados, en ustedes como sobre este mundo, devienen cada vez más evidentes, y devendrán aún más. Porque efectivamente, se establece la etapa final: la que firma la Palabra, la que firma la profecía, la que firma el Llamado y el Despertar, la Ascensión, la Resurrección, el Renacimiento, el Retorno al Origen. Todo lo que concierne a vuestro lugar, y vuestros lugares, en lo Ilimitado de la Creación o de lo Increado.
Entonces, los invito a verificar, por ustedes mismos, este Silencio y esta Danza. Los invito a vivir, por ustedes mismos, en vuestro Ser íntimo, todos estos Reencuentros, todas estas Reuniones, ya que es una Fiesta. En el Corazón no puede ser otra cosa que esto, aunque los sentidos digan, aunque el cielo muestre, aunque los hombres muestren. Ustedes podrán decir en este momento, cualesquiera que sean las circunstancias (porque esto será lo evidente y no un perdón cualquiera, a vosotros mismos o a alguien más, sino simplemente la evidencia): “Padre, perdónalos. Ellos no saben lo que hacen”. Porque más allá del perdón está el reconocimiento de lo que se juega en el otro, a través de vuestra propia experiencia, porque constatarán y verán cada vez más fácilmente, el Abandono o la resistencia en vosotros, como en este mundo.
Dejen a cada uno estar sobre lo que él cree ser su camino, porque, para él, es su verdad. Ella no sufre de ninguna discusión. Incluso si, allí donde ustedes están, esto puede parecer ilusión o juego estéril, pero el que lo vive aún no lo sabe. De la misma manera que ustedes, quizá ayer, no lo sabían., porque no lo habían experimentado y vivido.
Muchos de ustedes tienen hoy la oportunidad de instalarlo, de enraizarlo cada vez más profundamente en ustedes. Entonces, sean Amor. En el Amor hay indulgencia. En el Amor, hay perdón. En el Amor, hay también sobretodo, el Reconocimiento de los demás, que solo son vosotros mismos, y todos nosotros en otro momento, en otro juego. El Amor es la Clave. El Silencio y la Danza son la expresión. La Plenitud es el resultado. Esta Plenitud no puede serles dada por absolutamente nada de este mundo. Esto ahora lo saben. El Reino de los Cielos está en vosotros. Entonces dirán: “Yo y mi Padre somos Uno” no como un credo, sino como la Verdad de vuestra experiencia. De allí irradia y manifiesta la Luz Auténtica, la Luz que es Fuente de todas las cosas, para cada cosa, aquí y en otra parte. Entonces, sean Simplemente y Humildemente. Acepten lo que está allí, ya que hay un Alumbramiento. Ustedes son quienes lo viven, con la evidencia.
Les damos la Bienvenida a todos y a todas, en esta Nueva Ronda. Más allá de las danzas de la encarnación, mucho más allá en la Danza de la Alegría y del Espíritu. Serán cada vez más numerosos, para Recibir lo que está bien para ustedes, por vuestra Voz Interior, por la Voz del Uno o el Uno entre nosotros, por múltiples Voces. A ustedes les corresponde experimentar y ¡Vivir!
Permanezcan, ahora en el Silencio de nuestra Comunión, en este espacio donde nada resiste, donde la Beatitud es la evidencia, superponiéndose y volviéndolos a vosotros mismos. En el Amor Infinito y Eterno, saludo lo que Son y entro en Comunión, cada vez más íntima y evidente, en cada uno de vosotros.
Yo soy MARIA, Reina de los Cielos y de la Tierra. Permanezco con vosotros y en vosotros, en esta Comunión. No les digo ya “hasta pronto” porque mi Presencia es Eterna, como la vuestra.
Transmitido por: El Colectivo del Uno.
Publicación: Les Transformations.
http://lestransformations.wordpress.com/2013/10/31/marie-30-octobre-2013-par-le-collectif-de-lun/
Vengo a vosotros en estos Tiempos. No hay ya muchos elementos que darles y transmitirles, otros que vuestra propia percepción en nuestra propia Confianza y nuestra propia Unión, que se expresa de diferentes maneras, para cada uno de ustedes, pero el resultado es, por supuesto, inevitablemente el mismo. De nuestra Confianza, de nuestra Unión, de nuestra Presencia al lado de vuestras Presencias, se despliega el Milagro del Amor, el de vuestra Eternidad.
En este fin de año que ustedes llaman 2013, y en la víspera de un día que evoca la Santidad y todos aquellos que os han precedido en este mundo y que han dejado marcas, mucho más grandes que lo que los doctores de la fe han querido nombrar y establecer. Cada Hermano y cada Hermana que, sobre este mundo, ha elevado en si el conjunto de los velos a su propia Divinidad, es, en nuestra opinión, lo que ustedes llaman un Santo. No en el sentido de una perfección, sino en el sentido de una santificación y de un testimonio. Muchos entre ellos (un pequeño porcentaje) se expresa de una cierta manera, que esto sea entre los Ancianos, que sea entre las Estrellas o aún en otros Reinos que los de la humanidad. En cualquier caso, el mensaje ha sido siempre invariablemente el mismo: Ábranse a la Verdad, ábranse a la Eternidad y vivan-La.
Vivan este Reencuentro, estas diferentes Bodas que les han sido ofrecidas y que hoy les permiten, en un gran número, constatar por ustedes mismos, la Verdad. No la de nuestras palabras, no incluso el sentido de nuestras palabras, sino mas bien esta Confianza, esta Unión, nuestra Comunión incluso, ha surgido en ustedes la Verdad, y esta Verdad no tiene otra palabra que la palabra Amor, que es Eternidad, lo que somos todos, en la misma Unidad, en la misma ausencia de límites, en las Dimensiones donde estamos establecidos para siempre. Y no las dimensiones de pasaje, con su encerramiento, como aquí donde ustedes posan sus pies.
Vengo a ustedes, por lo tanto, para reforzar este Puente de Luz, que une nuestros Reencuentros y nuestra Eternidad común. La humanidad, hoy en día, está lista para encontrar su destino, a fin de que cada uno de ustedes esté en su justo lugar, en el momento donde el Canto del Cielo resuene, activando para todos, informados o no, conscientes o no, el Llamado a vuestra Divinidad, el Llamado al Amor. A fin de establecerlos, en lo que es, para cada uno de ustedes una Nueva Vida, donde los límites no serán otros que aquellos que pongan ustedes mismos, por vuestra propia maestría, por vuestra propia Esencia, y por vuestro propio deseo de experiencias o de reposo, o de Eternidad. Hay muchas Moradas en la Casa del Padre, ya esto se les había dicho. Lo constatan, hoy, ustedes mismos, a través del conjunto de vuestras experiencias, de vuestras vivencias, aquí mismo en este cuerpo perecedero. El aliento del Espíritu lo ha vivificado. Nuestros Reencuentros los han fortalecido. La Luz Los ha encarnado, en su Descenso hasta el Núcleo de la Tierra, dándoles el apoyo necesario para lo que conviene, ahora darse cuenta. Realización que nada tiene que ver con un esfuerzo de vuestra parte, sino más bien con una tranquilidad, un reposo, una aceptación, una aquiescencia a esto.
Ustedes están entonces al alba de vuestras Señales del Cielo. Están al alba de las palabras pronunciadas y por lo tanto nada podría ser retirado o removido, según lo anunciado por el que recibió el testimonio del que fue llamado mi Hijo. Hoy esto está en vuestra frontera, a vuestra orilla, y, para otros, enraizado en vuestro Corazón. Los múltiples signos de vuestro Despertar, cualesquiera que sean su grado y su etapa, les devienen, no ya solamente aparentes, no ya solamente evidentes, sino, diría incluso, penetrantes. Llegando a romper vuestros círculos, habituales y acostumbrados de sufrimiento, de acción y reacción, en este mundo donde caminan. El período de adaptación es más o menos fácil, ya que esta Resurrección (y lo es) se pasa de manera más o menos simple, más o menos evidente, según lo que resiste o no.
Cada vez más, muchos de ustedes sobre la Tierra viven experiencias particulares, mostrando elementos pertenecientes a una trama temporal particular, que es la que la Tierra ha elegido, para llevar a bien su propio Nacimiento, un poco como cada uno de ustedes lo han hecho a vuestro ritmo, a vuestra manera, para conducir seguros a un destino que les es propio, pero sobre todo para ponerlos en consonancia con la Eternidad. Es tiempo de recordar, no el pasado, sino el Presente Eterno, que Canta la Libertad, que Canta la Gracia y que Canta la Ligereza.
No, no sueñan. Incluso si vuestros sueños están a veces muy presentes. Incluso si a veces vuestras experiencias los llevan a vivir otra cosa, que a lo que están habituados. Pero, a medida de que ustedes dejen el lugar a la Luz, a medida, que vean claro, con vuestro Corazón. Según el sentido de todas nuestras palabras que hemos pronunciado unos y otros, según nuestras esferas respectivas durante estos años, ahora por muchas voces, que todas convergen, hacia esta misma particularidad del horizonte, situándose más allá de este espacio-tiempo, y que viene a encontrarse con vuestro espacio-tiempo. Esto se les anunció de muchas formas, por diferentes voces y en diferentes épocas. Los rastros son innumerables en la historia de este sistema Solar, para aquellos que hoy en día, con sus recursos, han tenido la oportunidad de ver esto. Sin incluso hablar de esta Reconexión, Total y Final, con vuestro Ser y vuestra Eternidad, que es la prueba indiscutible, para cada uno de ustedes, en vuestra consciencia, de lo que ustedes Son, y no ya de lo que creen ser.
Hijos del Cielo y de la Tierra, nacidos del Cielo y paridos sobre la Tierra, a veces prisioneros de la Tierra, vuestro trabajo ha elevado, diría, la Vibración común del conjunto de la humanidad. Incluso si lo que les es dado a ver, les da la apariencia de lo contrario y se las dará cada vez más. Porque abandonar este respecto, cualesquiera que sean los aspectos de esa limitación, les muestra la parte relativa entre vuestra Eternidad y vuestro cuerpo en este mundo. No hay ninguna medida común. Ustedes lo saben, ustedes lo experimentan, ustedes lo viven. Muchos de ustedes tienen esta sed, ahora, de esto, de esta Luz, de este Amor, que no conoce ningún freno, ningún límite, ninguna condición. Ustedes lo han vivido y lo vivirán cada vez más, desde el instante donde el Cielo se abra, de manera clara y total, no solamente para ustedes que han hecho la experiencia, en vuestros sueños, en vuestros estados, sino mas bien en el seno mismo de la limitación de la consciencia encerrada, de vuestra persona y de cada persona sobre esta Tierra.
Como lo viven, esta manifestaciones particulares están cada vez más presentes, cada vez más intensas, cada vez más evidentes, no llamando de vuestra parte, como lo he dicho y como lo constatan, de menor esfuerzo. Todo deviene más fácil en el Interior, cualquiera que sea lo que este mundo les dé a ver y a vivir, y en lo que van a vivir cada uno, cualquiera que sea vuestro lugar en esta vida. Esto es hecho todo justo, y lo captarán si es que aún no lo han hecho, a medida de que dejen esta Inmensidad ser lo que Son.
Ustedes emergen en la realidad Infinita del Amor. Emergen y Renacen, después de haber pasado las Puertas del olvido, en plena consciencia. Este renacimiento, esta Resurrección es una gran Alegría. Solo lo que es antiguo, y que pueda subsistir en ustedes, puede darles la impresión de una nostalgia, o incluso de un duelo. Esto representa, quizá, los últimos miedos de lo Desconocido, las últimas interrogaciones del que no es ya el maestro en ustedes, es decir vuestro mental, pero que, sin embargo, les permite aún servirse de vuestros sentidos ordinarios en este mundo para llevar a cabo lo que aún tienen que llevar a cabo en estos tiempos particulares.
Se han preparado desde hace largo tiempo, o se han desviado desde más o menos largo tiempo de lo que está allí ahora. Pero, para cada uno de ustedes, una vez vivido el elemento de sorpresa más o menos importante, constatarán que todas las interrogaciones, todas las dudas y los miedos que puedan subsistir, serán reemplazados por un estallido de Risa cada vez más relajante y gratificante para vuestro Corazón. En este momento, Reirán. En este momento, se volverán otra vez el Amor. No habrá ya ninguna duda posible o concebible. Entonces, en ese momento, lo que terminará, no es nada más que el sufrimiento, que la ilusión.
Y la verdadera Vida comenzará, en sus aspectos que son vuestros, y que han concientizado y manifestado, ya aquí, más o menos, en este mundo, dándoles las indicaciones sobre el Camino de Amor que es el vuestro.
En un momento dado, el que fue considerado como mi Hijo, ha dicho: “Velen y Oren”. Él lo ha dicho en las condiciones particulares, cuando supo que su suerte estaba sellada, como ser humano. En este momento, cada uno de ustedes vive los preparativos de su propia Crucifixión, en el sentido de un sacrificio llevándolos a vuestra Sacralidad. Esto es más o menos fácil, como cualquier nacimiento en el mundo, pero el resultado es indudablemente el nacimiento y el grito de parto. Hay, por lo tanto, necesariamente un pasaje que se hace, y este pasaje puede parecerles más o menos próximo, más o menos difícil de entender, pero recuerden que todo esto solo es una ilusión. Cuando estén realmente en este punto de vista que ustedes llaman el Otro Lado, constatarán por ustedes mismos que era la evidencia misma.
El proceso que se produce, solo llama de ustedes, el concepto de aclararse de lo que sea, para que estén puros de toda Eternidad. Las únicas cosas que los retienen, no vienen del pasado, ni de esta historia en este mundo, sino simplemente de vuestro posicionamiento. Ir en el sentido de la Luz, es ir hacia lo Sagrado. Es sacrificarse a la Luz, para la Luz y en la Luz. Lo que se sacrifica solo es lo efímero que, ciertamente, está consciente de este efímero y que, en un último aliento, dice: “Padre, en tus manos pongo mis Espíritu, a fin de que yo también, sea el Camino, la Verdad y la Vida”. Desposando el CRISTO en un Matrimonio Místico. Desposando la Presencia en vosotros, así como al conjunto del Colectivo del UNO, en este mundo como en el seno de la Confederación Intergaláctica de los Mundos Libres. Cualesquiera que sean las circunstancias, ¡regocíjense! Permanezcan Centrados en el Instante de vuestra Presencia, allí donde saben ahora por experiencia, por pequeños toques sucesivos o de manera radical, que se encuentra la Verdad. Lo que fue llamado Fuego del Corazón, Onda de Vida, Espíritu Santo o Shakti, todo esto, ahora, es Maria en vosotros, dándoles la prueba de esta Transmutación, ya que ustedes son los testigos donde esto se realiza.
Háganlo, Véanlo, Dejen al Amor ser lo que ustedes Son. Constatarán cada vez más que los únicos momentos, en la superficie de este mundo, donde están menos bien, son los momentos justamente, donde se alejan de vuestro Centro. Tengan en cuenta también que si en vuestra vida, hay mejoría de vuestras actividades, de vuestras acciones, se han colocado ustedes-mismos al Centro de vuestro Corazón, entonces la Levedad está allí, cualquiera que sea la importancia o la dificultad de lo que está a vivir, para el sentido de ser una persona aún. Todos estos hitos y estas experiencias que han recorrido y vivido, encuentran hoy este logro en esta certeza, en este Amor, en la evidencia de la Luz, la evidencia de nuestras Presencias, la evidencia de lo que ustedes Son y de lo que nosotros Somos.
Así pues, los invito a mirar ustedes mismos según vuestro posicionamiento, según vuestros puntos de vista, lo que les permite satisfacer lo que ustedes Son, o lo que los mantiene en las resistencias de la ilusión. Vean por ustedes mismos, cuales son los resultados. Los cambios manifestados, en ustedes como sobre este mundo, devienen cada vez más evidentes, y devendrán aún más. Porque efectivamente, se establece la etapa final: la que firma la Palabra, la que firma la profecía, la que firma el Llamado y el Despertar, la Ascensión, la Resurrección, el Renacimiento, el Retorno al Origen. Todo lo que concierne a vuestro lugar, y vuestros lugares, en lo Ilimitado de la Creación o de lo Increado.
Entonces, los invito a verificar, por ustedes mismos, este Silencio y esta Danza. Los invito a vivir, por ustedes mismos, en vuestro Ser íntimo, todos estos Reencuentros, todas estas Reuniones, ya que es una Fiesta. En el Corazón no puede ser otra cosa que esto, aunque los sentidos digan, aunque el cielo muestre, aunque los hombres muestren. Ustedes podrán decir en este momento, cualesquiera que sean las circunstancias (porque esto será lo evidente y no un perdón cualquiera, a vosotros mismos o a alguien más, sino simplemente la evidencia): “Padre, perdónalos. Ellos no saben lo que hacen”. Porque más allá del perdón está el reconocimiento de lo que se juega en el otro, a través de vuestra propia experiencia, porque constatarán y verán cada vez más fácilmente, el Abandono o la resistencia en vosotros, como en este mundo.
Dejen a cada uno estar sobre lo que él cree ser su camino, porque, para él, es su verdad. Ella no sufre de ninguna discusión. Incluso si, allí donde ustedes están, esto puede parecer ilusión o juego estéril, pero el que lo vive aún no lo sabe. De la misma manera que ustedes, quizá ayer, no lo sabían., porque no lo habían experimentado y vivido.
Muchos de ustedes tienen hoy la oportunidad de instalarlo, de enraizarlo cada vez más profundamente en ustedes. Entonces, sean Amor. En el Amor hay indulgencia. En el Amor, hay perdón. En el Amor, hay también sobretodo, el Reconocimiento de los demás, que solo son vosotros mismos, y todos nosotros en otro momento, en otro juego. El Amor es la Clave. El Silencio y la Danza son la expresión. La Plenitud es el resultado. Esta Plenitud no puede serles dada por absolutamente nada de este mundo. Esto ahora lo saben. El Reino de los Cielos está en vosotros. Entonces dirán: “Yo y mi Padre somos Uno” no como un credo, sino como la Verdad de vuestra experiencia. De allí irradia y manifiesta la Luz Auténtica, la Luz que es Fuente de todas las cosas, para cada cosa, aquí y en otra parte. Entonces, sean Simplemente y Humildemente. Acepten lo que está allí, ya que hay un Alumbramiento. Ustedes son quienes lo viven, con la evidencia.
Les damos la Bienvenida a todos y a todas, en esta Nueva Ronda. Más allá de las danzas de la encarnación, mucho más allá en la Danza de la Alegría y del Espíritu. Serán cada vez más numerosos, para Recibir lo que está bien para ustedes, por vuestra Voz Interior, por la Voz del Uno o el Uno entre nosotros, por múltiples Voces. A ustedes les corresponde experimentar y ¡Vivir!
Permanezcan, ahora en el Silencio de nuestra Comunión, en este espacio donde nada resiste, donde la Beatitud es la evidencia, superponiéndose y volviéndolos a vosotros mismos. En el Amor Infinito y Eterno, saludo lo que Son y entro en Comunión, cada vez más íntima y evidente, en cada uno de vosotros.
Yo soy MARIA, Reina de los Cielos y de la Tierra. Permanezco con vosotros y en vosotros, en esta Comunión. No les digo ya “hasta pronto” porque mi Presencia es Eterna, como la vuestra.
Transmitido por: El Colectivo del Uno.
Publicación: Les Transformations.
http://lestransformations.wordpress.com/2013/10/31/marie-30-octobre-2013-par-le-collectif-de-lun/
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