Siento esta noche una llamada del Padre, algo para compartiros, me rindo a escucharle…
Mi niño, mi Amado,
El Corazón es un estado del Ser. Es una vibración. No se puede asociar a una pauta.
Si te pide guardar Silencio hazlo. Si te pide bailar lánzate. Si te pide gritar no lo dudes. Si te pide retirarte descansa.
¿Te atreves a
perder el control sin querer interpretar esto y aquello, te atreves a
llorar, a reir, a sentir lo que cada momento te trae?
¿Te atreves a equilibrarte o desequilibrarte entregado al Padre?
Sigue a tu Corazón y sólo a tu Corazón.
Ningún
Maestro, ningún texto, ninguna canalización por muy elevados que sean
pueden sustituir tu vivencia única del Aquí y Ahora.
Mientras te
sujetas a lo que te dice un Maestro, mientras te aferras a una
experiencia o un conocimiento de alguien sin haberlo vivido íntimamente,
hay proyección y no es tu Verdad.
Si vas a
interpretar la situación espiritual de otro, si quieres analizar lo que
sucede desde la mente, hay proyección y no estás en la Unidad.
Sé pues tu propio Maestro y escucha la Voz de tu Ser.
El conocimiento del Corazón es inmediato, es Ser el otro, sin barreras, sin obstáculos.
En cambio el ego vé el ego en los demás, sus máscaras, sus limitaciones, sus faltas… y le dá fuerza.
La Luz no
puede ver jamás otra cosa que la Luz, el Amor y la Alegría. Porque en
verdad no hay nada más, todo el resto es ilusorio. Esa es la evidencia
de la Unidad.
Así, el Ser no puede ver el ego de los demás. Todo eso desvanece ante la mirada del auténtico Amor.
Para el Ser el ego no existe. No juzga nada. Sólo vé la bella flor de cada ser humano, sus fragancias y aromas exquisitos.
Pero si un
juicio aparece en la mente tampoco lo rechazes mi Amado, no te sientas
culpable ni mal por ello, tan solo déjalo pasar, no eres tú eso, no eres
los pensamientos. El juicio no se puede anular por una voluntad
personal. La mirada no se puede forzar. No te identifiques de ese modo.
¿Cómo salir entonces del juicio?, ¿cómo trascender las observaciones de la personalidad?
Abandónate
en humildad a mí, déjate atravesar por la Luz y con la sencillez del
Amor vamos a desaparecer, ya no podrás ni tan siquiera observar porque
tampoco estarás tú allí mirando. No habrá más ni el observador ni lo
observado.
Entrega a mí
todos esos juicios, todas las dudas, todos los miedos, toda mirada…
entrégate a mí. Y olvídate. Canta, canta conmigo la Danza de la Alegría!
El canto os lleva a liberar con gran ligereza y sencillez.
Compruébalo
por tí mismo querido, sé tu Verdad y fúndete en la Vida. ¿Cuál es sino
la mejor prueba que tu experiencia directa?, ¿de qué sirven estos textos
si no se practican?.
El otro eres tú. Ama a tu hermano, escúchalo con respeto diga lo que diga, perdónate y agradece todo lo que llega.
Pese a las apariencias virulentas de los acontecimientos ellos siempre te devuelven al corazón del Corazón.
¿Cómo podría ser de otro modo el Plan de la Luz?
Te amo mi tesoro, tú eres en mí, tú y yo somos lo mismo, no hay distancia, siempre moro en tí.
Recibe esta
Vibración que irrumpe en tus células, que en el Silencio me reconoce,
que en el Silencio se colma de tu esencia que es la mía…
[Dediquemos unos minutos de Silencio acogiendo al Padre]
Si tú eres tu propio Maestro entonces ¿para qué necesitas de un mensajero o de un gurú?
Cuando te rindes a la Fuente tu voz es mi voz, tu obra es mi obra.
Levántate! Ya es llegado el momento de que camines por tu cuenta mi niño, en confianza y en paz, sin muletas ni intermediarios.
No necesitas
aprender a confiar. Es mucho más fácil. Tú ya eres la Fe, ya eres la
Vida, ya eres completo. En el abandono al Padre nos hacemos Uno y
desaparecemos juntos.
Toda tu
fuerza es la mía. Ya Eres la Fuente. No tienes que llegar ahí. No tienes
que aprenderlo de nadie. Tan solo recordar. Tan solo descubrir lo que
ya Eres en nuestra intimidad, en nuestro Silencio.
En el Silencio aguardo a los hermanos que todavía no volvieron…
En el Silencio, reposamos disueltos.
Del Uno al Uno
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